Liderazgo, un puente sobre aguas turbulentas. Por Ricardo Escobar

Chile enfrenta una crisis multidimensional: violencia, desigualdad, y un sistema que no responde a las necesidades de su gente. En este escenario, se hace urgente un liderazgo que construya un puente hacia la unidad y la esperanza, más allá de la polarización política.
Un agricultor y su mujer acribillados de noche en su casa. Narcos extorsionando comerciantes. Conductas mafiosas de comerciantes chinos y políticos del PC. La deuda pública multiplicada por 10 en veinte años. Declarados feministas acusados de violación y agresiones a mujeres, y un gobierno feminista que no se preocupa por esas víctimas porque los supuestos agresores son “compañeros”.
Barrios que se cierran cuando cae el sol. Colegios que no enseñan a sus niños a leer ni a multiplicar. Enfermos que mueren esperando una cirugía en algún hospital público, que tiene pabellones quirúrgicos desocupados en las tardes. Profesores en paro en Santiago cuando las clases llevan una semana. Incendios causados por bomberos o reivindicadores de tierras, que destruyen vidas, naturaleza y sueños. Estudiantes que se asan vivos mientras preparan molotov para asar a otros chilenos. Empresarios que estafan a sus clientes o sus socios. Empleados públicos que encabezan la lista de los sinvergüenzas con licencias falsas. La lista es larga y puede seguir. Para cuando usted llegue a esta línea ya seguramente estará triste, sin animo, abrumado.
Esta lista se parece a los noticieros en la radio o la televisión, a las portadas de los diarios, a los comentarios en cuanto programa escucha o ve, a las recriminaciones cruzadas que escuchamos día a día en los inútiles puntos de prensa de congresistas y políticos. Peor aún, es la misma lista que se repite cuando usted llega a la mesa del domingo con su familia y amigos, y la misma que, con la ayuda de algoritmos variados, le llega a su teléfono cada vez que se dedica a pasear por alguna red social.
Raro sería si frente a este bombardeo de “realidad” su mente lograse estar en paz y armonía, si usted no estuviera preocupado por su seguridad y la de su familia, por su trabajo, por el futuro de sus hijos o nietos, por su salud y su vejez.
En este panorama este año nos enfrentaremos a elecciones presidenciales y de legisladores. Será un año de innumerables discursos, de entrevistas a candidatos de todos los colores quienes, según no enseña la experiencia, con toda probabilidad nos ofrecerán un coctel con la siguiente receta:
- i) nos recordarán que el crimen está desatado;
- ii) si son partidarios del gobierno nos dirán que la economía no funciona por culpa de los viles empresarios y la derecha infame que todo lo obstruye;
- iii) si son oposición, que todo es culpa de la incompetencia del gobierno y de la izquierda que insiste con ideas obsoletas que nunca han funcionado;
- iv) todos dirán las cosas que hay que hacer; y
- v) ninguno dirá cómo concretamente van a hacerlo.
Así, muchos chilenos están preocupados, se sienten pequeños y a la deriva en las calles, caminando en la oscuridad y con mal tiempo, en una borrasca de la historia, añorando tiempos mejores.
Este es el momento en que uno quiere sentir a un amigo cerca, alguien que lo reconforte, que le haga pensar que sus sueños pueden volver a brillar.
Estas palabras le pueden ser conocidas, no es casualidad, las escogí de la letra de la famosa canción “Un Puente Sobre Aguas Turbulentas”, de Paul Simon y Art Garfunkel. Esta fue lanzada en enero de 1970, cuando la guerra de Vietnam era un desastre de varios años con miles de jóvenes norteamericanos muertos y heridos, con cientos de miles de vietnamitas aniquilados, con el mundo dividido por la cortina de hierro y amenazado por la destrucción nuclear, con Martin Luther King y Robert Kennedy asesinados a mansalva. Como la nuestra, esa era una en que era difícil tener paz mental.
La genialidad de la letra y música de Paul Simon, más la dulzura de la voz de Art Garfunkel, es que se combinaron para en ese momento ofrecer lo que la gente necesitaba. Con cariño y belleza volvieron a lo esencial, que es que en el momento en que la noche cae duramente, lo que falta es alguien que pueda convertirse en un puente que se despliegue sobre las aguas turbulentas y apoye a quien está rodeado por el dolor.
En tiempos de aguas turbulentas quien tenga el coraje de atravesarlas y acercarse con tranquilidad, con una luz y con un mensaje concreto, amable, será quien salve la ocasión y navegue hacia mejores guas, lejos de la tormenta.
Sobran vociferantes del odio y el miedo, gente que arma su base de poder sobre la mezquindad, el temor de las víctimas, la angustia de la pobreza y la enfermedad. Abundan los candidatos que prometen soluciones rápidas, aparentemente sencillas, a problemas complejos que no admiten magia, sino trabajo largo y arduo. En suma, vendedores de encantamientos, que sólo ahondan la preocupación añadiendo decepción y mentiras a los ciudadanos que esperan honestidad y una guía de verdad.
Estamos viendo cómo líderes de las grandes naciones nucleares empiezan abiertamente una lucha por repartirse el mundo en una nueva ronda de imperialismo donde no hay lealtad ni ideales compartidos, solo intereses.
En este escenario pienso que lo que falta es un mensaje y una misión de unidad. Un país pequeño y abierto como Chile necesita más que nunca un plan común que convoque a grandes mayorías para trabajar juntos por muchos años. Una sociedad dividida, sembrada de desconfianza, de temor, es el sueño de delincuentes, matones y sinvergüenzas, es lo que necesitan para proliferar.
El líder que busque la unión, que negocie y comience la ejecución de un plan grande y ciudadano, será quien le ponga coto de verdad al desamparo de las poblaciones, a la ignorancia que cunde entre niños y jóvenes en la educación pública, a las desveladas noches de ancianos pobres.
El líder que con un mensaje honesto sepa construir un puente que nos una trayendo calma a la mente y brillo en la noche, será quien haga un gran servicio a todo Chile, será quien nos devuelva y recuerde la música dulce del buen vivir en nuestro país.
Los invitamos a leer la columna en el siguiente link.