Dictaduras v/s la primavera, las raíces del futuro. Por Ricardo Escobar

La mayor parte del padrón electoral ni siquiera había nacido cuando se eligió a Allende, cuando Pinochet y compañía bombardearon la Moneda. Tienen 36 años quienes nacieron cuando cayó el Muro de Berlín y, obviamente, la mayor parte de ellos no saben lo que fue. Sin embargo, la extrema derecha y la extrema izquierda quieren que toda esta gente, siga votando sobre esas bases.
Mientras caminaba en la mañana a mi oficina me envolvió el aroma maravilloso de las pequeñas flores blancas de un árbol frente a un jardín infantil. Es un perfume sublime que cada año dura algunas semanas y avisa a los vecinos del barrio que ya está acá la primavera. Las aves también lo anuncian, trinan desde antes que salga el sol, sin enterarse de nuestro cambio de hora. La naturaleza revive y se alegra con la época que viene.
Un rato antes leía en un par de grupos de wsp añejas discusiones sobre si Pinochet fue un dictador o no. Las cuales se contraponían a su vez con la de si en Cuba hay o no una dictadura y si el Che Guevara fue un asesino o el romántico revolucionario de las ubicuas imágenes desde poleras y tazones de café, hasta grafiti en murallas de todo el mundo.
La discusión de wsp me tenía amargado, por lo absurda e inútil, por lo repetida, por la pérdida de energía que significa, mientras cosas esenciales pasan a segundo plano en esa eterna retórica setentera de izquierda versus derecha.
Caminar bajo el árbol de la esquina y escuchar los pájaros, me hizo respirar profundo, me sentí alegre por estar vivo en otra primavera, por la oportunidad que nos da la rutina del planeta a quienes vivimos en el hemisferio sur. También me hizo pensar en lo tonto de perder tiempo de vida estando amargado por la discusión de wsp. Lo cuál, a su vez, me llevó a pensar en cómo cada día caemos en la trampa de aquellos a los que les interesan esas viejas discusiones, trampa que atrapa nuestro presente y futuro en una oscura red del pasado.
¿Pinochet no fue un dictador? ¿En serio? Llegó con un golpe de estado, se quedó 17 años en el poder, en su gobierno miles de personas presas (indefensas, por consiguiente) fueron torturadas y asesinadas, cientos hasta hoy no aparecen. Unos años antes de que entregara el poder fuerzas de policía degollaron a opositores. Hubo miles de exiliados y perseguidos políticos. ¿Qué elemento le falta a la definición de dictador? ¿Qué con Allende se había resquebrajado el estado de derecho y había riesgo de una dictadura comunista? Sí, probablemente. ¿Qué Pinochet entregó el poder a un presidente demócrata? Sí. ¿Qué ha habido otros peores? Sí. ¿Lo hace eso no ser un dictador? No.
¿Qué en Cuba no hay dictadura? ¿En serio? Miles de fusilados, decenas de miles de exiliados, una policía secreta que persigue, detiene y tortura a los opositores. Más de 60 años donde los Castro gobernaron sin prensa libre, sin elecciones libres, eliminado enemigos como quien saca maleza. El régimen de Cuba está entre las dictaduras más longevas de la historia reciente y, desde luego, el Che Guevara fue parte de eso.
¿Qué antes de la revolución había abusos en Cuba? Sí. ¿Qué Estados Unidos y las empresas norteamericanas trataban a Cuba con el imperialismo habitual de esa época? Sí. ¿Hace eso que los Castro no hayan sido dictadores? No.
Si esto es así de claro ¿por qué la discusión tonta? Porque a los grupos de extrema derecha y extrema izquierda les conviene que la discusión siga, se necesitan. Unos son la justificación de los otros. Revivir la historia, negando la parte de la historia que no conviene a cada uno, les permite seguir con la misma cantinela de dividir a los chilenos en momios y upelientos, en zurdos y fachos, en nosotros y ellos. El día que eso se acabe, se acaba su razón de ser.
No importa si aprobar la sala cuna resuelve el problema de miles de mujeres que necesitan trabajar. Lo que importa es que no sea aprobada en un gobierno de zurdos. Lo que importa es que no vaya a haber plata del estado (de todos) que financie jardines infantiles privados en los que las madres paguen algo. No puede oler a negocio, a momios.
Estas dos visiones están bien representadas en las dos posturas que lideran encuestas hoy. Y si la mayoría de los chilenos que estamos entre medio de ellas no hacemos algo y nos organizamos para salir de ese falso dilema político, seguiremos en el pantano de la mediocridad al que nos ha llevado el equipo que hoy gobierna y el de quienes, al otro lado excusan, una dictadura de hace 50 años porque en Cuba hay una peor.
La mayor parte del padrón electoral ni siquiera había nacido cuando se eligió a Allende, cuando Pinochet y compañía bombardearon la Moneda. Tienen 36 años quienes nacieron cuando cayó el Muro de Berlín y, obviamente, la mayor parte de ellos no saben lo que fue. Sin embargo, la extrema derecha y la extrema izquierda quieren que toda esta gente, siga votando sobre esas bases. Como en la canción de Serrat, se han preocupado con la leche temprana de transmitirles sus costumbres y creencias. Dejan así el futuro de generaciones completas amarrado a una realidad que ya se fue, quieren manejar sus vidas con un pasado que no les pertenece.
Tenemos la obligación de salir de esa trampa si queremos liberar nuestras vidas. Es nuestra obligación y nuestro derecho poner raíces nuevas y sanas que hagan crecer un buen futuro. Debemos abandonar en sus rencores, miedos y amarguras a quienes insistan en llevarnos a vivir sin futuro, quienes quieren condenarnos a repetir sus odios y frustraciones pasadas. Depende de nosotros, de cada uno de nosotros elegir las raíces del árbol queremos ver crecer. Bien el mustio esqueleto de un árbol invernal, enraizado en el pasado, o bien el de las hojas frescas y las flores de primavera que alegra el jardín infantil en la esquina. Usted elige ahora. Los niños del jardín ese verán sus frutos en unos años más.
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