Jorge Bofill: “Hay que sacar a los candidatos al pizarrón, hasta ahora la campaña ha sido pura retórica”

El abogado Jorge Bofill advierte sobre la infiltración del crimen organizado y comenta la campaña presidencial, que considera hasta ahora de bajo nivel en cuanto a propuestas. Dice que es escandoloso que Jeannette Jara, siendo del PC, se considere de centro izquierda. “Este país necesita un zamarrón”.
-La posibilidad de que en segunda vuelta haya dos candidatos de los polos extremos es bastante alta. ¿Qué te parece esa situación?
-Nadie puede celebrar que las opciones que aparecen con mayor apoyo sean las de los extremos. Eso es malo para la democracia. Soy un tipo de centro y liberal. Mi expectativa es que sea ese sector político el que empiece a marcar mayoría en las encuestas y después en las elecciones.
-¿Te refieres a Evelyn Matthei?
-Es la opción que hay hoy día, no hay que hacerse el sueco con esto.
-¿Qué te parece que la candidata de centroizquierda sea comunista?
–Ella no es de centro izquierda. Por de pronto este travestismo político de tratar de colocarse la piocha de la socialdemocracia me parece a mí bien escandaloso. Entre otras cosas porque yo soy muy cercano a la socialdemocracia y admiro mucho a los políticos socialdemócratas serios, como el Presidente Lagos. Entonces que alguien que profesa las ideas del Partido Comunista trate de disfrazarse de centroizquierda es impresentable. La gran tragedia es que hemos perdido el centro político.
-Uno de los temas que está presente en la discusión presidencial es el tema del crimen organizado. ¿Cómo evalúas las propuestas en esta materia?
-Me llama la atención que ninguno de los candidatos haya desarrollado un concepto más claro y menos politiquero al respecto. En el caso de la candidata de la izquierda, ella le atribuye parte del problema a la desigualdad. Se puede entender cuando se trata del hurto en la calle, pero atribuirle a los problemas sociales la causa del crimen organizado y el narcotráfico es simplemente un error conceptual gigantesco.
El crimen organizado y el narcotráfico son empresas. Está documentado que los puertos chilenos hoy día están transformados en una escala de la ruta de tráfico de la droga con destino a Europa y al oriente. ¿Qué tiene que ver eso con los problemas sociales?
-En este campo, ¿las candidaturas de José Antonio Kast y Evelyn Matthei también caen en generalizaciones?
-Hay algunas ideas buenas, pero son totalmente aisladas, sin un concepto detrás. De partida los dos hablan mucho de las cárceles italianas, quieren construir 5 cárceles italianas en 18 meses.
-¿Es factible?
-Es imposible. No sólo por el costo, sino por conseguir el lugar. Y los permisos. Pero además hay otro problema: vamos a tener unas cárceles que van a ser un Ferrari, y van a estar manejadas por nuestra gendarmería, que está completamente cuestionada. Lo primero que uno pediría es un poco más de seriedad.
Por otro lado hay que valorar el trabajo que está haciendo la PDI en lo que se refiere a adaptarse a los nuevos fenómenos criminales. Lo que no se puede hacer es bajar los brazos y creer que aquí las cosas no van a cambiar nunca más. Lo que dijo el fiscal nacional, Ángel Valencia, me pareció decepcionante. En el fondo lo que él transmitió es que las costumbres de los chilenos ya cambiaron producto de las nuevas circunstancias. Dar por perdida la calle y dar por perdida la noche no es una buena idea, especialmente cuando se trata de quien tiene a su cargo la persecución penal.
-¿Dices que más que reformar a la policía, hay que reformar las instituciones?
-Hay que repensar aduana, impuestos internos, la unidad de análisis financiero, gendarmería, la ANI y el Registro Civil. Nuestro servicio de aduana está concebido y creado para la realidad del comienzo del siglo XX. En Chile hay algo así como un millón de migrantes, de ellos 400.000 son indocumentados. El estado no sabe quiénes son esas 400.000 personas que están dentro del país. Y eso explica el fenómeno del sicario de Meiggs.
-¿Las propuestas de los candidatos te parecen insuficientes?
-Están discutiendo si los tenemos que echar. ¡No somos capaces de echar 3.000 y vamos a echar a 400.000!
-¿El crimen organizado está penetrando las instituciones?
-No lo digo yo, lo dicen los estudios. Hace un tiempo me preguntaron si las instituciones chilenas estaban blindadas frente al crimen organizado. Yo dije que hasta ahora aparentemente habían resistido. Desde ese momento pasaron los casos del ejército, el tráfico de drogas en el norte, de la Fuerza Aérea y de Gendarmería. Entonces, sí, está penetrando las instituciones.
Se creó el Ministerio de Seguridad que hasta ahora no he visto que exhiba algún tipo de resultado concreto. ¿Cómo es posible que no sea un escándalo nacional que en el puerto de San Antonio el escáner destinado a controlar el tráfico de drogas no funcione?
-Ahora que Gabriel Boric va a terminar su gobierno, ¿crees que Chile está peor que antes?
-Es indudable que Chile está peor que hace cuatro años. Las cifras de delincuencia están peor. Las cifras económicas, ni qué decir. Tenemos un problema serio con las cuentas fiscales. El déficit crece y crece. Tenemos un problema gigantesco del funcionamiento del Estado frente a los proyectos de inversión. La tasa de desempleo, maquillen lo que maquillen, sigue subiendo. No hay casi creación de empleos formales.
Entonces yo creo que el país necesita un zamarrón. Necesita un zamarrón en serio. Y creo que tenemos que pasar de las palabras a los hechos, hacer cosas. Lamentablemente la retórica de los extremos sigue atrayendo a más personas. Más allá de las izquierdas y las derechas, lo que está ganando es la retórica por sobre los hechos. Y eso me parece que es lo más peligroso.
-El candidato que lidera las encuestas es Kast, de quien se critica que su equipo podría ser más robusto.
-Económicamente no creo que él tenga un equipo robusto. Y me parece que su programa está lleno de soluciones mágicas. Habla de declaración de guerra al crimen organizado, de barrido total. Son palabras, nada más.
Me preocupa que la campaña política se transforme en una guerra de eslóganes para ver quién cautiva más. Y que después sean imposibles de implementar. De verdad hay que sacar a los candidatos al pizarrón. Hasta ahora la campaña ha sido pura palabrería, pura retórica.
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