Jorge Bofill sobre caso de director de la PDI y Hermosilla: “Justifica todas las sospechas de la gente sobre cómo funciona el país”
El abogado Jorge Bofill, que esta semana fue reconocido como el líder en Chile en la categoría “Estratega” por el influyente ranking de Leaders League 2024, dice que el problema central de Chile es su sistema político: “Para muchos la Cámara de Diputados es una especie de circo donde uno puede ir disfrazado a hacer estupideces y a decir lo que se les ocurre”. En el plano del sistema de permisos, que le toca ver en sus litigios, señala: “Todo indica que nos estamos moviendo hacia lo que era Argentina en los gobiernos peronistas”. Además, denuncia la persistencia del modelo de “besamanos” en el nombramiento de jueces.
-¿Por qué crees que Chile está quebrado políticamente?
-El corazón del problema está en el sistema electoral. Así como el sistema binominal permitía la gobernabilidad con menor representatividad, hoy día nos fuimos al extremo contrario. De eso son testigos privilegiados tanto Gabriel Boric como Sebastián Piñera. Los partidos son débiles y a los parlamentarios les conviene alejarse de la línea doctrinaria que les permitió ganar la elección. Esos partidos políticos débiles son un gran problema para el sistema democrático.
-¿Te refieres a partidos como Demócratas y Amarillos?
-Me refiero a todos los partidos que se van atomizando. Celebro mucho que exista una comisión transversal que está estudiando el tema en serio del sistema político.
-¿Has participado con ese grupo de gente?
-No, yo no soy político en ese sentido. Pero más o menos el 50% de las municipalidades tiene problemas con el control de su gestión. Puede influir el factor humano, pero es algo sistémico.
-A propósito de gestión municipal, ¿crees que el caso de Daniel Jadue va a afectar profundamente al PC?
-Por supuesto que lo va a afectar electoralmente. El Partido Comunista, cuando se trata de criticar a terceros, es extraordinariamente duro. Pero cuando le toca hacerse cargo de los problemas propios, incurre en un relativismo moral y ético que no se puede sostener en el tiempo.
-En estos días se ha hablado mucho de las relaciones entre abogados, político y policías, a raíz del caso de Luis Hermosilla. ¿Cuál es tu opinión sobre lo que está pasando?
-A mí me llamó mucho la atención escuchar a alguien cercano a Luis Hermosilla, decir que los abogados hacen trampa. Es una declaración lamentable. Y cínica. Porque, en el fondo, es como decir que el sistema funciona así y qué. Pero además es falso.
Yo ayudé a construir la reforma procesal penal. Éramos jóvenes, pero no éramos niños. Sabíamos cuáles eran los principales problemas que tenía el sistema anterior. Sabíamos que había mucho de pasilleo y de puertas que se abrían y cerraban de ciertas maneras. De hecho, por algo se procedió a diseñar sistemas con audiencias públicas.
-¿Ha funcionado el sistema?
-En mi opinión, ha funcionado extraordinariamente bien desde el punto de vista de la limpieza del sistema. Eso no quita que exista gente que tiene prácticas distintas o que ha heredado del pasado.
-La forma de nombramiento de jueces ha sido criticada. ¿Estás de acuerdo?
-La opacidad del sistema de designación lo que hace es fomentar las reuniones privadas, que no se registran. Yo en ese sentido soy mucho más partidario de una ley de lobby que registre todas las reuniones que uno tiene. Prefiero mil veces el lobby que la opacidad.
-Respecto al caso específico de Hermosilla, ¿cuál es tu evaluación?
-Es muy desafortunado que se descubran vínculos de ese tipo de cercanía entre el director general de la Policía de Investigaciones y un abogado litigante. Porque este caso justifica todas las sospechas y todas las críticas de la gente sobre cómo funciona el país.
En ese sentido, más allá de lo malo, creo que también tiene un lado bueno, que es que estas cosas se van sabiendo y van a permitir mejorar el sistema. Y hacerlo un poquitito menos permeable a las influencias incorrectas de ciertos abogados.
-Conociendo a Hermosilla profesionalmente, ¿te sorprendió esto?
-A Luis Hermosilla lo conozco muy poco, de hecho no tengo su contacto. Por lo tanto, te puedo aseverar que en las 777.000 páginas investigadas de su teléfono no tengo ni un solo mensaje intercambiado con él.
-¿Te parece un caso grave?
-Es un caso grave, importante, pero es un caso que también nos pudiera ayudar a discutir seriamente el sistema de nombramiento judicial. Este es un tema que se arrastra desde el comienzo del sistema judicial chileno, porque tenemos una Corte Suprema que concentra en su mano todas las potestades que existen: la económica, la disciplinaria y la jurisdiccional. Y en rigor no hay razón para que la facultad económica ni la disciplinaria estén en manos de la Corte Suprema.
-Sobre el momento económico, en tus litigios te toca ver disputas por permisos y trámites. ¿Cómo influye en la inversión?
-Estamos viviendo una precariedad desde el punto de vista permisológico. Hoy día te encuentras con que los proyectos, inmobiliarios o de otro tipo, son súper complejos desde el punto de vista del financiamiento. Lo que ha pasado en los últimos años es que el permiso de edificación no te garantiza nada.
Eso genera un problema sistémico en la inversión privada, y tiene un impacto directo en el estancamiento de la economía. Es cuestión de mirar a nuestros vecinos de Argentina, que llegaron al punto de que no existían más créditos hipotecarios. Porque el sistema es tan incierto que nadie puede planificar a diez, 12 o 15 años plazo. Lamentablemente estamos yendo para allá. O sea, todo indica que nos estamos moviendo hacia lo que era Argentina en los gobiernos peronistas.
-Isidro Solís, que fue ministro de Justicia, decía que recibía muchas llamadas de gente buscando dar apoyo a ciertos jueces.
-El sistema de designación judicial está construido para que eso pase. Y el problema que eso genera es la opacidad. Porque si la llamada consiste en decir: “conozco a este señor que está en la terna, me parece que es un muy buen juez.”; eso está bien. Pero no es lo mismo tratar de influir para conseguir favores. Lo que sucede se llama el besamano, que consiste en que los que quieren llegar a la terna van a conversar con aquellos que tienen poder de decisión para formar la terna.
Y de hecho, en el caso de de Luis Hermosilla, el sistema está construido así. Los candidatos van a besarle las manos a los ministros de las Cortes que tienen que formar la terna. De que esto está pasado de moda y suena más bien al sistema de la monarquía o de la Edad Media, estamos todos de acuerdo. El problema es que ese tipo de instituciones fuera de época están súper enquistadas en nuestro sistema político. Si no fuera por los casos como este, no sabríamos las cosas que pasan.
-Como abogado, ¿cómo ves la la infiltración del crimen organizado en Chile?
-Hace no tanto tiempo atrás, Chile tenía la segunda tasa más baja de homicidios después de Canadá en todo el continente americano. Pero además teníamos una tasa de esclarecimiento muy alta. Y hoy hemos empeorado muchísimo en ambas categorías. De cada diez personas que se encuentran fallecidas, en forma violenta, en la calle, ocho son extranjeras y eso te da cuenta de un fenómeno social. Pero pedir la intervención de los militares es súper irresponsable.
-¿Por qué?
-Primero, porque no es la solución. Segundo, porque es muy cínico pedir que las Fuerzas Armadas salgan a la calle y al mismo tiempo estar promoviendo reglas de uso de la fuerza que hacen imposible que cualquiera que salga a hacer control de la violencia en la calle pueda trabajar seriamente.
Esto pasa por dejar de lado los complejos que tenemos como sociedad, especialmente los sectores de izquierda, de generar un sistema de inteligencia interna fuerte que se haga cargo de este tipo de situaciones.
-Un problema creciente son los campamentos ilegales. ¿Están ligados a la delincuencia?¨
-Mucha de la criminalidad tiene que ver con que se han generado centros urbanos que están completamente fuera de la regulación legal. Eso mismo pasó en La Araucanía con el tema mapuche. Y hoy día está pasando en todas las ciudades de Chile, de norte a sur y está completamente fuera de control. ¿Quién se está haciendo cargo del problema del crimen organizado, del narcotráfico y de la ocupación territorial ilegal? Nadie.
-Puedes cambiar el sistema político, ¿pero los políticos van a seguir siendo los mismos?
-Si uno mira el perfil de los políticos actuales y lo compara con los que se dedicaban a la política hace 30 años, estamos hablando de personas completamente diferentes. Hoy, parece ser que no pocos piensan que la Cámara de Diputados es una especie de circo donde uno puede ir disfrazado a hacer estupideces y a decir lo que se les ocurre. Eso es lo que uno ve hoy día.
Los invitamos a leer la entrevista en el siguiente link.