Jorge Bofill: “Si hay un tema que no está controlado es el de las filtraciones… Está cada vez más desatado”

En esta entrevista, que también puedes encontrar en Revista D, el cotizado abogado penalista —quien formó parte del grupo que diseñó e implementó la Reforma Procesal Penal— reconoce que el control interno de la fiscalía fracasó y que es hora de darle una solución.
Como un inmigrante en Santiago se define el viñamarino Jorge Bofill, socio del influyente estudio de abogados Bofill, Escobar y Silva, junto al ex director del Servicio de Impuestos Internos, Ricardo Escobar; y a la ex ministra de Obras Públicas, Loreto Silva. ¿Cómo lo definen quienes lo conocen? Como alguien brillante, racional y elocuente. El que llega siempre mejor preparado y disfruta liderar.
Especializado en resolver conflictos y un peso pesado entre sus pares, sus representados -principalmente en causas penales- van desde el ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, hasta los empresarios chinos del Caso Australis (en la demanda económica de mayor cuantía hasta ahora en el país: casi mil millones de dólares contra el empresario Isidoro Quiroga por la venta de la salmonera). En su cartera de representados también han pasado Pablo Alcalde del caso La Polar, el ex gerente de Corpesca, Francisco Mujica; y la fugada Karen Rojo, ex alcaldesa de Antofagasta condenada por corrupción.
Sobre defender a personajes impopulares, Bofill dice que es algo que lo tiene sin cuidado. Lo que le importa y mucho es el destino del país, en medio de la incertidumbre y los cambios dramáticos que vivimos a nivel global. Es cofundador de BOMA, una red global que aborda cuestiones como los cambios tecnológicos radicales, la transformación energética, el futuro de la democracia y la edición genética.
Ese interés por contribuir a un mejor país lo lleva a asumir ciertos casos sin cobrar.
Son bien variadas las defensas que ha asumido. Algunas de ellas pro bono, como la de un ciudadano estadounidense que fue asesinado en Santiago o la del General Cheyre. ¿Cuál es el criterio con que elige?.
Los casos son conflictos, no hay para qué ponerles apellido ni tratar de forzarlos dentro de un determinado silo (penal, civil, comercial). Lo que los clientes buscan es una solución, no una sentencia. Esta es una oficina de abogados que trabaja para clientes que le paguen, y eso es en el 98 % de los casos. Normalmente tenemos a más de un socio involucrado, porque lo que hacemos es cruzar miradas y experiencias para diseñar estrategias.
Dicho eso, hay algunos casos que tienen que ver con nuestra preocupación por la democracia y por el Estado de derecho. Cuando asesinan impunemente a un joven abogado norteamericano que está paseando por el centro de Santiago y su único “error” es tomar el teléfono para sacar una foto… creo que a eso hay que darle visibilidad porque no puede ser.
Es una forma de contribuir a que tengamos un país un poquito mejor y más seguro. En el caso de Juan Emilio (Cheyre) del que me declaro amigo hoy en día, lo defiendo porque tengo la completa convicción de su inocencia.
No desconozco que hay una sentencia que lo condenó como cómplice de la Caravana de la Muerte, pero en mi opinión personal es una condena totalmente injusta a su respecto. Además, es una figura pública a la que la democracia chilena debe mucho.
¿Qué espera de este año 2025 con los múltiples y complejos desafíos que enfrentamos?.
Hay problemáticas contingentes y otras más estructurales. Si uno se queda pegado en la política contingente corre el riesgo de no fijarse en lo que verdaderamente está pasando. Mientras en Chile discutimos la ley de las 40 horas, en el mundo el trabajo se ha flexibilizado y existen relaciones que estamos tratando de constreñir para que no sea una relación “liberal”, pero eso es tapar el sol con una mano.
No reconocer que lo que viene es tan potente que nuestros políticos ojalá estuvieran pensandoen cómo vamos a enfrentar el mundo cuando empiece a llegar la obsolescencia de los trabajos. Del año 2025 espero muy poco.
¿Cómo hacemos los cambios necesarios cuando lo urgente se come el debate público más reposado y racional?.
La inmediatez y la emocionalidad que predominan producto de las redes sociales le dan poco tiempo a los políticos para pensar aunque quieran. Mi preocupación no es que lo urgente le gane a lo importante, sino el hecho de que no veo políticos que estén de verdad preocupados.
De familia de inmigrantes alemanes y catalanes y egresado de derecho en la Universidad Católica de Valparaíso, Bofill (65) se siente orgulloso de no obedecer a las lógicas de la clase alta santiaguina, muy presentes en los bufetes tradicionales. Padre de cinco hijos, tres grandes de su primer matrimonio y dos niñas de su actual relación, reniega de los marcadores convencionales y su oficina es definida como meritocrática. Evita los cócteles conspicuos y juega golf en el Sport Francais, club de inmigrantes como él, asegura.
¿Se siente de provincia?.
Soy un inmigrante en Santiago y a mucha honra. Este es un mundo al que llegué a los casi 30 años después de estudiar derecho en la Universidad Católica de Valparaíso que es la escuela en la que estudió mi abuelo, mi padre, mi tío y mis dos hermanos.
La decadencia de la Quinta Región después de la crisis del año ’82 se hizo muy notoria y se veía poco futuro. Si uno quería ejercer la profesión con ganas, como me gusta a mí, no había otra alternativa que Santiago.
Y aquí aterricé el año ’89.
Su oficina tiene una impronta distinta a las más tradicionales de Santiago, poco diversas, muy masculinas y en que los abogados provienen de los mismos colegios y barrios. ¿En qué se traduce eso?.
Diría que somos muy independiente y no tenemos compromisos con intereses distintos de los de nuestros clientes. Tenemos completa autonomía cuando llega al minuto de representarlos. Nunca hemos tenido miedo a representar a las personas impopulares, que es una característica bien evidente de esta oficina. Respecto de las mujeres ese es un dato mucho más objetivo.
Nosotros somos -salvo Ferrada Nehme- la única oficina de abogados que tiene a una socia en el nombre principal. Entonces sí, sé que soy distinto. Me gusta ser así, nunca he querido asimilarme ni entrar en ese mundo.
¿Se pagan costos por esa actitud en una sociedad como la nuestra?.
Yo asumo como un dato que, dedicándome a lo que me dedico, a la edad que tengo, si no tengo una lista relativamente larga de enemigos es porque lo he hecho pésimo.
Abogados y corrupción.
Jorge Bofill trabajó en la discusión de las leyes de la Reforma Procesal Penal. Además, implementó el nuevo sistema formando a jueces, fiscales y defensores en coordinación con el Ministerio de Justicia.
Reconoce que tiene amigos en el mundo judicial, pero afirma, categórico, que si entra en una sala conjueces a quienes considera amigos: “Esos jueces se levantan, se van y se inhabilitan. Porque es lo correcto, y porque esa relación de amistad es declarada y no pretendemos sacar ventajas. Así veo yo esto. Casi como un luterano”. Agrega que prefiere la trazabilidad del correo electrónico y critica la liviandad conque se comparte información sensible por servicios de mensajería.
Y asegura: “Yo no tengo problema en que alguien agarre mi teléfono y abra mi WhatsApp”.
El caso Hermosilla le abrió los ojos a la ciudadanía por una serie de prácticas que no sabíamos que existían o no de manera tan descarada. ¿Le sorprendió lo revelado y sus derivadas?.
Entiendo que haya resultado sorprendente para el público en general, pero cuando tú has ejercido la profesión suficientes años… no me sorprendió. Más allá de resolver los casos que han sido descubiertos -hay que resolverlos todos de manera consecuente- aquí hay una oportunidad para que el público valore y haga la diferencia entre los profesionales que hacen bien las cosas y la gente que las hace mal.
Entre losque somos capaces de dormir tranquilos, en la noche y los que no duermen tranquilos. Ser un buen bogado es como ser un buen futbolista. Cuando uno juega fútbol, el árbitro es imparcial. Yo quiero ser abogado en un sistema en el cual el que adjudicao sea el que resuelve, el juez, el árbitro, incluso el fiscal, que es el que tiene que tomar decisiones- lo haga objetivamente, de acuerdo al mérito de la causa, imparcialmente.
Todo lo demás es corrupción.
¿Y por qué algunos abogados dejaron de verlo así?.
No sé si alguna gente lo dejó de ver así o ha sido siempre igual. Tiendo a pensar que lo han visto siempre igual.
¿O sea el corrupto siempre fue corrupto? ¿Y eso aplica para Luis Hermosilla?.
Yo creo que sí, que siempre ha sido igual.
¿Y son manzanas podridas o es estructural?.
No es estructural en el sentido de que la corrupción generalizada está muy lejos de ser una característica del sistema. El sistema judicial chileno, más allá de todo lo que ha pasado, funciona limpiamente. Pero siempre ha habido un pequeño grupo al que le gusta ganar los partidos de fútbol asegurando que el árbitro pitee para un lado y ahí se genera la corruptela.
¿Cuánto cree que impactó en la fe pública?.
Cuando hay involucrados ministros de la Corte Suprema que luego son destituidos por sus pares o acusados constitucionalmente, y en medio empiezan a caer jueces y ministros de corte y tienes a fiscales indagados, obviamente es un terremoto para el sistema. La pregunta es si es asísmico o no. Y afortunadamente ha demostrado que sí, que a pesar del terremoto, el sistema no se vino abajo.
¿Quién fiscaliza a los fiscales?.
Las frecuentes filtraciones desde la fiscalía en casos de alto perfil han sido cuestionadas transversalmente. Bofill cuenta que cuando se diseñó la Reforma Procesal Penal se estableció la figura de un fiscal ad hoc, una persona externa a la institución para que interviniera en caso de eventuales actuaciones parcialesde los fiscales.
Sin embargo, el encargado de redactar la Ley orgánica constitucional del Ministerio Público decidió dejar fuera esa figura. A su juicio, hay que recuperar la idea original.
¿Hay una solución fácil para el tema de las filtraciones? ¿Quién fiscaliza a los fiscales?.
En la medida que juntes una buena sanción para una filtración, con un fiscal especial que no está involucrado en la institución, puedes avanzar en resolver el problema. Yo no pienso que el ministerio público sea todopoderoso. Sí estoy de acuerdo en que el sistema de controles internos es inexistente y fracasó. La cultura institucional se implementó verticalmente, desde arriba hacia abajo.
Y cuando todo viene controlado desde arriba, se acaban los controles. Yo he hecho reclamaciones contra fiscales y nunca me han acogido una. Cuestionar desde afuera las decisiones del Ministerio Público es prácticamente imposible.
¿Qué evaluación tiene de la gestión del Fiscal Nacional Ángel Valencia?.
Buena, me ha gustado lo que ha hecho. Creo que no lo ha tenido fácil porque ha tenido que hacerse cargo de la resistencia desde dentro del Ministerio Público al hecho de que llegara alguien de afuera. No son pocos los que creen que esta cuestión tiene que ser endogámica para siempre.
Ha manejado bien los tiempos tormentosos que le ha tocado enfrentar y ha tomado decisiones difíciles respecto de los fiscales regionales que están acusados.
Creo, sin embargo, que si hay un tema que no está controlado es el de las filtraciones, que está claramente desatado. Pero esto es como el tango. Para que estas cosas pasen se necesitan dos, el que filtra y el beneficiado con la filtración. ¿Qué papel juegan los que se benefician con las filtraciones? Aquí el problema es que terceros, ajenos a la investigación, tengan acceso a la carpeta.
Y la pregunta es: ¿Quién entrega esa información? Si la entregan los abogados no tienen prohibición ni sanción por eso. Si lo hace un fiscal está cometiendo un acto indebido porque es información secreta.
Crimen organizado
¿Cuán blindadas están las instituciones del Estado frente al crimen organizado? Es un fenómeno que genera la preocupación de una ciudadanía que ha visto como en tres o cuatro años esto se instaló.
Blindado no hay nadie. En Chile las instituciones en general funcionan. Carabineros, Policía de Investigaciones, Ministerio Público y Tribunales funcionan. Pero ¿son inmunes a la corrupción por el crimen organizado? No.
Estoy preocupado, efectivamente. Tiene mucha razón la gente que no tiene confianza en el sistema a la vista de todas las cosas que están pasando. Esto es nuevo y es algo a lo que no estábamos acostumbramos.
Por tanto, nunca habíamos diseñado nuestras instituciones para hacerle frente. La pregunta es qué vamos a hacer y yo creo que estamos todos paralizados, el sistema está paralizado. Necesitamos un aparato de inteligencia robusto, que sea capaz de consolidar la información importante para que el Estado de Chile, no el gobierno, tome decisiones acerca de cómo va a enfrentarciertos fenómenos que ya están instalados.
Y pensando en el año electoral que vivimos, ¿quién a su juicio tiene la mejor visión para superar las urgencias?.
No le he escuchado a ningún candidato presidencial algo estructurado que sea parte de su programa respecto de lo que tiene que hacer el Estado de Chile para enfrentar el problema de la seguridad. Hay candidatos más extremos que hablan mucho de seguridad, pero tampoco han ofrecido nada convincente más allá de usarlo como eslogan de campaña. Estamos teniendo discusiones medio ridículas, porque las zanjas se saltan.
El problema es que los candidatos presidenciales no conversen entre sí ni tengan un punto de partida común respecto de este tema. ¿Cómo en la política chilena no hay mínimos comunes respecto de cuestiones que son fundamentales por el funcionamiento de este país?.
Curioso y actualizado en una amplia variedad de temas (desde el impactante segundo capítulo de la nueva temporada de la serie The Last of Us, pasando por el yoga que practica dos veces a la semana, hasta los 300 años del natalicio de Kant) Bofill alerta sobre la ola de liderazgos peligrosos que se han instalado en varios países.
¿Le preocupan los extremos políticos que han ido tomando forma en el último tiempo?.
Por supuesto. Es cosa de ver lo que está pasando en el mundo para temerles. Uno de los grandes desafíos que tiene hoy la democracia representativa es que los extremos se aprovechan de las debilidades del sistema democrático para llegar al poder.
Y una vez que llegan, destruyen todos los contrapesos y balances. Y volver atrás es muy difícil. Si uno se acerca a lo que está pasando en Italia o en Alemania, es una evolución a la que uno debiera tenerle mucho respeto y que hoy está bastante cerca de transformarse en un problema real.
Pero no creo que en Chile vaya a ganar Johannes Kaiser. Creo que todavía no tiene la fuerza de los partidos de extrema derecha en Europa. Lo que está haciendo es copiarese modelo, apostar al miedo y a la insatisfacción de la gente, a la emocionalidad.
¿Es nostálgico de los consensos de la era de la Concertación?.
Después de la reforma constitucional de Ricardo Lagos sí. Hasta antes no, porque eran consensos impuestos por un sistema muy poco democrático que incluía senadores designados y una serie de enclaves autoritarios con los que yo nunca estuve de acuerdo. Pero, así como se criticaba el binominal por poco representativo, nos fuimos al otro extremo y hoy tenemos un sistema electoral que destruye cualquier posibilidad de que a nivel parlamentario existan consensos de verdad.
Estamos discutiendo si vamos a elegir a un presidente o presidenta en circunstancias que el sistema electoral, si no lo cambiamos, va a mantenerse totalmente fragmentado, con un presidente que no tiene ninguna capacidad de llevar a cabo su programa.
Nos estamos dando vuelta en círculos
Te invitamos a revisar la entrevista completa aquí: Link